Opinión

Notas sueltas mientras tanto. La Joven Villavo La Bella

Por: Narciso Matus 

I

La historia siempre será la misma y, rápidamente, es más o menos así:

Antes de la llegada de Cristóbal Colon a América, tenían los indios Guayupes un asentamiento en lo que hoy es la geografía de Villavicencio. Se dedicaban a la agricultura, la pesca y el comercio de madera, cuero y plumas de aves. Hacia 1536 a 1539, el conquistador español Pedro de Limpias, como adelantado de Nicolás de Federman en su búsqueda de la leyenda de El Dorado, que no era más que la creencia de la existencia de inmensas cantidades de oro de los Chibchas, recorre el valle del Orinoco desde Venezuela hacia la meseta de Bogotá, llegando al asentamiento Guayupe.

Años después llegan los misioneros Jesuitas a evangelizar a los indígenas y en 1749 fundan la hacienda de Apiay. Allí permanecen 50 años en su labor religiosa, enfrentados a los nuevos colonos y contrabandistas de ganado, llegados en su mayoría del oriente de la provincia de Cundinamarca, que anhelaban seguir teniendo en los indígenas mano de obra esclava. Esto, que fue común en todos los territorios conquistados por los españoles, más las acusaciones de querer fundar un imperio independiente, llevaron a la expulsión de la comunidad fundada por San Ignacio de Loyola de los “territorios de ultramar pertenecientes a la corona española”.

Las tierras de la hacienda se las adjudicaron a un señor Romero, quien las vende a unos hermanos Jacinta y Vicente Rey, quienes con los colonos Esteban Aguirre, Santos Reina y sus familias fundan, a los pies de la cordillera oriental, el caserío de Gramalote en las orillas del caño del mismo nombre el 6 de abril de 1840.

II

El ecuatoriano Antonio Villavicencio y Verastegui, fue un ecuatoriano de la nobleza española que llego al grado de teniente de la armada del reino de Fernando VII y como tal combatió, entre otras, en la batalla de Trafalgar contra los ingleses. En 1810 fue enviado al Nuevo Reino de Granada, como comisario regio para mantener el orden y defender los derechos de la corona española. Llega a Bogotá el 19 de julio y luego viene todo lo que conocemos con el caso del Florero de Llorente y los hechos que desembocaron en el 20 de Julio.

En su condición de Comisario Regio, Villavicencio, ese mismo día 20, decide suspender sus funciones, desconocer el Consejo de Regencia de España, abrazar la causa patriota en Bogotá y participar en muchas actividades militares y políticas para consolidar la independencia.

Pablo Morillo, conocido como “el pacificador”, se hizo famoso por liderar la llamada «reconquista española» e instaurar lo que se conoce como «el régimen del terror» entre 1816 y 1819. Morillo cumple con uno de sus principales objetivos que es coger preso a Villavicencio y lo hace fusilar el 6 de junio 1816 acusándolo de traición al imperio.

En el año de 1850, en la cámara provincial de Bogotá, es declarado prócer y mártir de la independencia de Colombia y en honor al ecuatoriano, se le da al caserío de Gramalote el nombre de Villavicencio.

III

Nuestra ciudad no ha sido ajena al desenvolvimiento de todos los asentamientos humanos que terminan por configurarse en pueblo o ciudad, como la suma de historia y cultural, que resalta los valores propios y diversos, creando identidad y pertenencia como medio de arraigo para la construcción de ciudad y de ciudadanos,  por nacimiento o adopción.

En consecuencia, en Villavicencio, nos enfrentamos día a día a la combinación de la exaltación de nuestros propios valores llaneros con la oferta de la modernidad en cada momento, como reto para convertirnos, todos, en mejores ciudadanos, lo que es condición esencial para vivir en una mejor ciudad, seguros de que no hay más orgullo y honor que ser y sentirse villavicense y que esa condición impone la obligación de no escatimar esfuerzos para que nuestra ciudad, cada día sea más junta, más próxima, más justa y más equitativa, en la que se exalte la vida y la necesaria armonía que debe subsistir entre el hombre y el medio ambiente, casi como en un  dialogo visual entre el individuo, la sociedad y cultura, con capacidad para crear y recrear, que nos pone de frente nuestros mejores y más nobles sentimientos de región y de raza, a la que con orgullo pertenecemos.

IV

¡Feliz aniversario 184!

Y como dijo “El patico” Ulpiano Sanabria…:

«Villavicencio, portal del llano, no hay otra ciudad mejor.                                                                             Erestodo un paraíso, tierra donde vive Dios.                                                                                                Donde la Luna Llanera, se acaricia con el sol»

 

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