Opinión

Notas Sueltas Mientras Tanto, UNA VIA PARA LA VIA.

Por: Nino Matus
Esta última crisis que estamos viviendo por los derrumbes en la vía a Bogotá, que genera tanto traumatismo y pérdidas, nos ha permitido ver videos, memes, comunicados, pronunciamientos, autoelogios, bulla, buenas intenciones, pero nada concreto.
Lo primero que creo es que para solucionar, se hace necesario que dejemos de repartir culpas al gobierno nacional presente o al pasado, o al de hace tres, cinco, ocho o diez periodos. A quienes sufrimos el problema de la vía, ya no nos importa quién es el culpable sino encontrar una solución.
Independiente de quien lo proponga, todos los sectores económicos sociales y políticos de la Orinoquia colombiana, debemos pedir, a una sola voz, soluciones para los problemas de la movilidad de personas y productos. Es bien conocido ya el impacto en la economía regional y nacional que ocasionan los cierres. Por eso lo que menos debe detener y limitar cualquier opción que se adopte, son las cifras ampliamente debatidas. Lo que se requiere es una solución con principio de resolución inmediata.
Es claro que el paso del tiempo, ha dejado al descubierto una falla estructural en el contrato original de concesión que debe ser revisado para buscar el mecanismo de modificación. De todas maneras se va a demorar. Mientras tanto, por estas razones, considero que vale la pena leer y analizar, con detenimiento, un comunicado que conocí ayer, sobre una propuesta del diputado Wilmar Barbosa que me parece seria, bien estructurada, con metas verificables y, sobre todo, viable.
Necesitamos menos estridencia y más realizaciones, para que en torno a este propósito se unan los amigos metenses con alto cargo y audiencia en el gobierno nacional, con la gobernadora quien representa la autoridad y la institucionalidad departamental, el alcalde de la capital del Meta, los gremios en pleno, sin voceros ni delegaciones, los parlamentarios, alcaldes y concejales, en una gran asamblea para que, sobre la base de la propuesta de Barbosa, se encuentre una posición unificada.
Hay qué empezar por algo y este seria un buen comienzo:

Estrategia integral para mitigar los trancones y cierres en la vía Bogotá–Villavicencio

Presentada por: Diputado Wilmar Orlando Barbosa Rozo – Asamblea Departamental del Meta

1. Introducción: por qué necesitamos una nueva estrategia

La vía Bogotá–Villavicencio es el principal corredor entre la capital y los Llanos Orientales. Cada cierre inesperado, cada trancón interminable, no solo frustra a los viajeros: golpea la economía, encarece los alimentos, paraliza el turismo y pone en riesgo vidas humanas.

El reciente artículo “La geología ignorada en los derrumbes de la vía al Llano” publicado por la Universidad Nacional confirma algo que llevamos años advirtiendo: los problemas de fondo no son simples accidentes, sino una mezcla de geología inestable, agua mal manejada y decisiones de infraestructura sin un enfoque preventivo.

No podemos resignarnos a que la carretera de los Llanos sea sinónimo de colapso. Hoy propongo una estrategia integral, escalonada y medible, para reducir en el corto y mediano plazo los trancones y cierres que tanto afectan a nuestro departamento.

2. Diagnóstico resumido

  • Los deslizamientos se concentran en sectores como Cuatro Carriles–Chipaque y el kilómetro 58 en Guayabetal, zonas con depósitos sueltos, arcillas saturables y pendientes pronunciadas.
  • La intervención humana (cortes de ladera, túneles, drenajes mal orientados) ha debilitado los taludes.
  • El agua —lluvias, filtraciones, escorrentías— es el principal gatillo de movimientos de masa.
  • Las obras de contención, aunque valiosas, muchas veces se diseñan sin atender al tipo de falla (rotacional, flujo de detritos, caída de bloques).
  • El monitoreo es fragmentado y reactivo; faltan umbrales claros de lluvia y deformación para decidir cierres preventivos breves, en vez de clausuras prolongadas.

3. Propuesta de estrategia

3.1. Acciones inmediatas (0–30 días)

  • Gestión de tráfico:
  • Ventanas horarias para transporte pesado en tramos críticos.
  • Carriles reversibles los domingos y festivos.
  • Apartaderos temporales para sobrepaso seguro.
  • Respuesta rápida:
  • Grúas, carrotanques y cuadrillas 24/7 en Chipaque y Guayabetal, en cercanías a los puntos críticos ya identificados.
  • Protocolo de desvíos con señalización clara.
  • Información al usuario:
  • Paneles de mensajería variable en los peajes. Uso de ITS para la adecuada gestión del tráfico de la vía.
  • Boletines en redes y radio cada 30 minutos durante emergencias.
  • Monitoreo básico:
  • Pluviómetros y cámaras en puntos estratégicos.
  • Semáforo operativo según intensidad de lluvia.

3.2. Medidas de estabilización (1–6 meses)

  • Limpieza periódica de cunetas y drenes.
  • Mallas, bulonado superficial y bermas drenantes en taludes con caídas frecuentes de material.
  • Barreras dinámicas en cortes altos.
  • Sala de control conjunta (concesión, DITRA, Gestión del Riesgo) con tablero en tiempo real.
  • Incentivos tarifarios para descongestionar horarios pico.

3.3. Soluciones estructurales (6–24 meses)

  • Drenes horizontales profundos y revestimientos hidrorepelentes en cortes arcillosos.
  • Muros anclados o soil nailing en deslizamientos con planos definidos.
  • Bahías permanentes para detención de vehículos y apartaderos para incidentes.
  • Sistema de alerta temprana con sensores de lluvia, humedad y deformación, integrado a aplicaciones móviles.

3.4. Refuerzo institucional y normativo (0–6 meses)

  • Coordinación interinstitucional ampliada:
  • Integrar formalmente a la ANI, Invías, Superintendencia de Transporte y Superintendencia de Industria y Comercio en el comité de gestión de la vía.
  • Establecer un protocolo único de respuesta ante emergencias, con roles definidos por entidad.
  • Control de precios y abusos:
  • Activar vigilancia de precios de alimentos y tiquetes durante cierres prolongados.
  • Publicar reportes semanales de afectaciones económicas y medidas de mitigación.

3.5. Tecnología y analítica predictiva (6–24 meses)

  • Integración con plataformas nacionales:
  • Conectar sensores de lluvia y deformación ubicados en los puntos críticos al Sistema de Información de Riesgo (SIRE) y al IDEAM.
  • Desarrollar una API pública para que aplicaciones móviles y GPS accedan a alertas en tiempo real.
  • ITS y analítica avanzada:
  • Utilizar la información recolectada con las cámaras con reconocimiento de placas y conteo vehicular para modelar congestión.
  • Usar inteligencia artificial para predecir cierres con base en clima, tráfico y deformaciones.

4. Cronograma y metas

Horizonte Objetivo clave Meta
0–30 días Mejorar fluidez en cierres menores Despeje <30 min, colas <5 km
1–6 meses Reducir cierres no programados e impacto económico -20% frente al último año

-30% pérdidas diarias por cierres

6–24 meses Estabilizar puntos críticos

Mejorar Capacidad de Predicción

-40% cierres y sin víctimas graves

Alertas con 12h de anticipación en el 80% de los eventos

5.Llamado a la acción

  • Presentar un plan con presupuesto y responsables en los tres horizontes aquí descritos.
  • Publicar protocolos de umbrales para lluvias y deformaciones.
  • Rendir cuentas trimestralmente sobre avances y cierres evitados.
  • Priorizar la inversión en los sectores de mayor riesgo geológico.
  • Exigir a los entes de control que pongan en cintura a todas las autoridades involucradas, y promover un mayor compromiso de la Gobernación de Cundinamarca y de su Secretaría de Movilidad para establecer controles estrictos y sostenidos que garanticen la seguridad y continuidad del tránsito por este corredor vial.

Conclusión

La vía al Llano no puede seguir siendo rehén de la improvisación ni del olvido técnico. Cada cierre no programado, cada trancón prolongado, representa una falla estructural que afecta la competitividad del Meta, vulnera la seguridad vial y debilita la confianza ciudadana en nuestras instituciones.

Hoy tenemos la oportunidad de cambiar ese paradigma. Con planificación rigurosa, ciencia aplicada y voluntad política sostenida, podemos transformar este corredor estratégico en un símbolo de conectividad confiable, resiliencia operativa y desarrollo territorial.

Esta estrategia no es una lista de buenas intenciones: es una hoja de ruta medible, escalonada y exigible. Invito a esta plenaria a respaldarla con decisión, a exigir compromisos concretos para su implementación, y a convertir la vía Bogotá–Villavicencio en un ejemplo nacional de gestión preventiva, articulación interinstitucional y respeto por la vida.

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