Opinión

Notas Sueltas Mientras Tanto, ENTRE LA IRA Y LA ESPERANZA: 60 PRECANDIDATOS DE EXTREMO A EXTREMO

Por: Nino Matus

A propósito de la elección presidencial el próximo 31 de mayo, en junio 2022 escribí, en mis Notas Sueltas Mientras Tanto, que esa era una campaña marcada por mucho agravio y poca idea.

3 años después, podría decir lo mismo y cito: “El ambiente, como pocas veces, está caldeado. Hemos pasado de los argumentos a la agresión; nos debatimos entre en el insulto mutuo, la descalificación de los contrincantes y, quizá lo más degradante, el juego sucio desde todos los sectores”…. “Los partidos políticos tradicionales, han perdido especial protagonismo, porque dejaron de lado las ideas y se fueron mercantilizando…… Con el pasar de los tiempos no se diferencian en mucho, salvo en la falta de ideas”…. “Ni siquiera con una nueva constitución hemos podido limpiar la política” decía, visionariamente, Álvaro Gómez Hurtado poco antes de que lo mataran”. Su reflexión sobre la necesidad de una política más limpia y transparente sigue siendo relevante.

Sumado a lo anterior, no dudo al afirmar que, en el actual proceso pre electoral que vivimos, la característica predominante, es la carencia de ideas y propuestas serias sobre lo que considero debe ser el centro del debate: las libertades públicas, la seguridad, el modelo económico, la protección del medio ambiente, la equidad de género, los derechos de inclusión por diversidad étnica y sexual, las relaciones internacionales, la movilidad social, el desarrollo educativo y cultural, la protección de nuestra democracia y el manejo del estado.

Por consiguiente, el país debe superar la insulsa discusión entre izquierda o derecha; o los señalamientos de guerrillos o paracos de unos a otros; o la polarización generada por el presidente Petro y el ex presidente Uribe. Es hora de exigirle a la inédita gama de 70 aspirantes, que presenten y debatan argumentos para afrontar, de manera real y de fondo, el futuro de nuestra sociedad, porque las necesidades y sus soluciones desbordan toda ideología, o como lo dijo más gráficamente Jorge Eliecer Gaitán: “El hambre no tiene color político”; o como lo exclamo Luis Carlos Galán: “Cuarenta años de violencia casi continua, a veces volcánica, sanguinaria y generalizada (…) nos han enseñado que la intransigencia y el fanatismo solo conducen al dolor y la frustración”.

 VIOLENCIA POLÍTICA:

EL PASADO QUE SE RESISTE A TERMINAR

La violencia política en Colombia es un tema que nos toca a todos. Como país, hemos vivido décadas de conflicto armado, asesinatos de líderes políticos y sociales y una polarización que parece no tener fin, ha afectado a miles de familias y ha obstaculizado nuestro desarrollo.

Esa violencia no es solo un tema abstracto, sino que tiene rostros e historias concretas, como la de nuestra familia, con el asesinato de Narciso Matus Torres, que nos permite decir que la pérdida de un ser querido en esas circunstancias, deja cicatrices profundas. En este sentido, el despreciable asesinato del joven senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, es un recordatorio de esa irracionalidad que ha marcado la historia política de Colombia, a la que no podemos regresar.

Muy preocupante es la instrumentalización de la violencia para hacer campañas electorales. Esta práctica banaliza el sufrimiento y se mueve por el deseo de estimular emociones, instrumentalizando el dolor para obtener apoyo y poder. No solo es faltar al respeto a la dignidad de las víctimas, sino es también perpetuar el ciclo de violencia y polarización.

UN PAÍS EN BUSCA DE LÍDERES QUE UNAN

Hasta el dia de hoy, la próxima elección presidencial en Colombia está marcada por la polarización que vivimos. Y se mueve entre la ira y la esperanza. Los candidatos y sus seguidores se han enfrascado en una lucha verbal sin precedentes, lo que ha llevado a la ruptura de lazos de amistad y hasta familiares. La política colombiana está en un momento crítico y la violencia, lamentablemente, sigue siendo un instrumento electoral y  un desafío para nuestra sociedad.

Por tanto, en este momento de nuestra historia, la pregunta no es ¿qué ideología es la mejor? sino ¿qué tipo de líderes necesitamos para construir un país mejor? Porque lo que Colombia requiere con urgencia, son líderes que nos unan, no que nos dividan. Que busquen la justicia y la paz, no el poder y la venganza. Que promuevan el diálogo y la tolerancia, no el rechazo, la estigmatización y el señalamiento; y que estén dispuestos a escuchar a los demás, independientemente de la ideología que cada ciudadano profese.

Los extremos, a la derecha y a la izquierda, tienen que entender que la política no tiene que ser un juego de suma cero, donde unos ganan y otros pierden, ni es una revancha…, ni es un desquite.

Mientras tanto los líderes que se ubican en el centro político y los independientes, deben asumir que el verdadero poder no se mide por la ideología, sino por las propuestas y la capacidad de servir al pueblo, que la misión es evitar que la intolerancia nos siga dividiendo y que un liderazgo más inspirador, es vital para construir un país más justo y pacífico para todos.

En puntos suspensivos

Analizando entre líneas la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría, publicada hace 10 días por la revista Semana, se ve que el 39,5% votaría por las candidaturas de izquierda lideradas por el Pacto Histórico, que el 25% votaría por las candidaturas de derecha y derecha radical lideradas por el Centro Democrático y las opciones de centro tendrían el 31,6%. Eso esta tan marcado, que apenas el 3,9% indica que no responden o no saben.

Debido a la vigencia de la nueva ley de encuestas, impulsada por las senadoras Paloma Valencia y Angélica Lozano, solo hasta noviembre podremos saber que tanto ha variado el panorama.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba