
NIÑOS DELINCUENTES UN DRAMA QUE NOS AFECTA A TODOS
Por: Nino Matus
Notas Sueltas Mientras Tanto.NIÑOS DELINCUENTES Un drama que nos afecta a todos
Una situación recorre a Colombia y nos lastima como nación: son los menores de edad que han optado por el camino del delito, en la modalidad de hurtos, atracos, microtráfico, violaciones y asesinatos, entre otros.
Indagar en las raíces del problema, nos lleva a identificar agentes activos como la degradación de las familias, la violencia en las mismas, el consumo de alcohol y drogas y el afán de dinero fácil, instigados, en muchas ocasiones, por padres delincuentes quienes le enseñan al menor a delinquir y/o por bandas organizadas que se camuflan en la minoría de edad de sus ejecutores para la comisión de diferentes delitos.
Según los indicadores de los observatorios del delito, un 20%, aproximadamente, son cometidos por menores entre los 14 y los 18 años. Además, 1 de cada 5 de los menores incluidos en el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescente (SRPA) reinciden. ¡Y esto, causa más alarma!
Muchos recordamos el miércoles 15 de mayo de 2013, cuando en el barrio Comuneros de Villavicencio, ocurrió una cruel acción que acabo con una vida: Un niño fue amarrado, violado, estrangulado, asesinado y finalmente, sumergido en la alberca de una casa deshabitada…. Así acabo la historia de una criatura de 4 años que debía vivir y no morir, a manos de otro niño de 16 años bajo los efectos del abandono, la droga y el alcohol.
De la misma manera recordaremos el reciente caso del atentado que tiene entre la vida y la muerte al senador Miguel Uribe Turbay. Acto criminal cometido el pasado 7 de junio en el barrio Modelia de Bogotá, por alias “Tianz”, un niño de 14 años, consumidor de drogas, residente en un barrio en el que mandan los dueños de una olla de expendio de drogas. Aterra la frialdad con la que se acercó por la espalda del precandidato presidencial y le hizo 6 disparos, impactándolo en 3 oportunidades, 2 de ellas en la cabeza.
Los dos casos duelen por las víctimas y sus familias, por todo el cuerpo general de la comunidad que, con repugnancia, rechaza con fuerza estos aberrantes crímenes. Pero también duelen por los menores delincuentes, por su estado de degradación y su nivel de crueldad a tan corta edad.
Alejados de las pasiones que produce el dolor de acciones como las relatadas, que no son las únicas ni son nuevas, es menester decir que este tema es bien complejo porque Colombia está, sucesivamente desde 1948 a la fecha, suscrita a un conjunto de 17 tratados internacionales, convenios, reglas, leyes, decretos y la misma constitución nacional, para la protección de los menores, incluidos los que incurran en conductas delictivas.
Es hora de tomar medidas efectivas para abordar este problema. La ley 1098 de 2006, que establece el Código de la Infancia y la Adolescencia, contempla un régimen sancionatorio para menores entre 15 a 18 años y para menores de 14, el cual determina que “las autoridades judiciales deberán siempre privilegiar el interés superior del niño y orientarse por los principios de la protección integral, así como los pedagógicos, específicos y diferenciados”.
La sociedad colombiana cada día exige más, al gobierno y al congreso, revisar y ajustar esta ley para garantizar que se impongan sanciones y condenas proporcionales al daño infringido, que eviten que los menores delincuentes regresen, prontamente, a las calles a seguir delinquiendo. Una posible solución es disminuir la edad de inimputabilidad penal para que los menores, a partir de los 15 años, sean cobijados por la justicia penal ordinaria.
Solo así se podrá incrementar la protección de los niños. Solo así se podrá enfrentar, más efectivamente, a los adultos que utilizan a menores para cometer delitos, convirtiéndolos en instrumentos del crimen organizado, agazapados en la levedad de las condenas y en el trato preferencial que se les prodiga. Y solo así se podrá disuadir a muchos padres que utilizan a sus hijos y los convierten en delincuentes.
Finalmente, esta dolorosa realidad, también nos deja una lección para mirarnos interiormente y ver si somos capaces de encontrar caminos para que los niños no sean los delincuentes, porque en palabras de Bobby Kennedy: “Cada sociedad tiene el tipo de criminal que se merece”.