Opinión

SI EN EL CATATUMBO LLUEVE, EN EL SUR DEL META Y OCCIDENTE DEL GUAVIARE NO ESCAMPA

 Por: Nino Matus

NOTAS SUELTAS MIENTRAS TANTO

 SI EN EL CATATUMBO LLUEVE,  EN EL SUR DEL META Y OCCIDENTE DEL GUAVIARE NO ESCAMPA.

Colombia lleva un doloroso registro de 9.845.281 víctimas de violencia, según el Registro Único de Victimas al 22/01/2025. En el Meta, 294.825 personas han sido afectadas, lo que representa el 25,73% de la población. En el Guaviare, la situación es aún más crítica, con 50.749 víctimas, equivalentes al 49,8% de la población.

La violencia no cesa. Los grupos en armas se encuentran en una guerra a muerte. Ya lo vive el país en la región del Catatumbo. Ahora combaten también en  Calamar, Guaviare. Esta semana se iniciaron fuertes enfrentamientos entre disidencias de las Farc, comandadas, unas por alias “Iván Mordisco” y otras por alias “Calarcá Córdoba”, que han causado heridos, muertos y encierro de la comunidad para no ser víctimas del fuego cruzado. La Defensoría del Pueblo ha lanzado una alerta para proteger la vida de la población.

Calamar, un municipio que fue cauchero y ganadero, hoy tiene muchos cultivos de coca y laboratorios para su procesamiento a 80 kilómetros de San Jose del Guaviare y a 360 de Villavicencio, en la zona limítrofe con la región sur del Meta.

Reviste la mayor preocupación la alerta 001/2025 emitida por la defensoría el 21 de enero con niveles de riesgo alto y extremo en 7 departamentos, con mayor incidencia en Guaviare, Caquetá, Putumayo y Meta. En nuestro departamento califican con alto riesgo de enfrentamientos entre las disidencias, en la jurisdicción de los 8 municipios de la zona sur más Puerto Gaitán.

Para tener un mejor contexto, debemos recordar que en sus orígenes las fuerzas subversivas se arroparon con un débil manto ideológico por medio del cual se auto endilgaban principios de lucha; en los pasados 30 años, esos borrosos principios se desvanecieron y en las actuales agrupaciones, derivadas de guerrillas o paramilitarismo, es totalmente inexistente cualquier tipo de ideología o principios.

Por tanto los hechos de violencia en el Catatumbo, en Calamar y los que podrían explotar en otras regiones, para nuestro caso en el Meta, son producidos por combates entre estructuras delincuenciales, en busca del control de la economía ilegal: cultivos ilícitos y narcotráfico, ganadería intensiva sin registros, tala indiscriminada de árboles, comercio de esa madera y acaparamiento de tierras.

La presencia de estas agrupaciones, en los últimos 8 años, ha venido produciendo una crisis social y humanitaria, que en el Meta tiene como epicentro la biodiversa y productiva región de 42.198 km2 del sur del departamento con 8 municipios y en el Guaviare cerca de 14.500 hectáreas en una franja que atraviesa todo el territorio involucrando a sus 4 municipios.

Desde el 2020, el crecimiento de grupos ilegales en Colombia es alarmante, tanto en cantidad de hombres, redes de apoyo (milicias) y presencia territorial. Según Human Rights Watch, en el Informe Mundial 2025 del 16 de enero, el clan del golfo tiene presencia en 392 municipios, el Eln en 232 y las disidencias de las Farc en 299. Un 27% más desde el inicio del gobierno Petro con respecto a lo que dejo el anterior periodo presidencial.

El objetivo, reitero, es la economía ilegal. Por eso buscan dominar zonas que antes controlaban las Farc y nuevos territorios que tenían control de las autodefensas. Esto ha generado un crimen social, político y ambiental de proporciones alarmantes que ha llevado a que la defensoría del Pueblo emita desde el 2016 a la fecha, 14 alertas de riesgo con más de 52 advertencias en el Meta, algunas con desenlaces lamentables.

La mayoría de habitantes de estas dos regiones, enfrentan una creciente vulneración de sus derechos humanos. Además, sufren limitaciones a la movilidad, intimidación por medio de whatsapp y panfletos, boleteo generalizado a toda actividad productiva, extorsión en todos los municipios a cualquier modalidad comercial y en esta tercera semana de enero 2025, encierro para salvar sus vidas, en gran parte del área del Guaviare, con amenaza inminente de extenderse por todo el sur y el occidente del Meta.

¡No hay de otra! Es hora de que todas las fuerzas políticas, gremiales y sociales de la región, se alejen de la inmediatez de las redes sociales, de la desinformación, del cálculo electoral y de la vanidad del conteo de likes, para que se coloquen en el lado correcto de la historia.

No se trata de respaldar al gobierno de Gustavo Petro, o al de Rafaela Cortes en el Meta, o al de Yeison Rojas en Guaviare, sino de alinearse en el respaldo unánime a las medidas administrativas, policivas y militares, que como sociedad debemos pedirle al Presidente de la República, sean tomadas con urgencia en nuestra región y así enfrentar y derrotar a quienes no quisieron sentarse a hablar de paz.

Unidad, porque el enemigo que acecha, es peligroso…, es terrorista…. ¡Y no tiene límites!

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