Opinión

S.O.S Paro arrocero

Autor: David Mora, Economista, Mgtr Economía del Desarrollo Metropolitano y Regional, analista económico y docente universitario.

Los arroceros del país llevan una semana protestando y el Gobierno Nacional aún no da solución a sus justos reclamos, más por falta de voluntad que por la imposibilidad de atender las solicitudes de los productores del cereal.

El paro nacional arrocero inicia luego de que los productores agotaron todas las instancias para que el Ministerio de Agricultura y la Agencia de Desarrollo Rural (ADR) establecieran mecanismos y políticas que evitaran la quiebra. No fueron atendidos y los empujaron al paro.

La producción nacional de arroz está concentrada principalmente en los departamentos del Meta, Casanare, Huila, Tolima y Norte de Santander. En 2024 contó con un área sembrada de 631.000 hectáreas de las cuales, cerca de 604.000 hectáreas fueron cosechadas para una producción total de 3,38 millones de toneladas de arroz. De esta producción viven cerca de 20.000 familias colombianas de forma directa y 380.000 familias de forma indirecta.

El problema se originó por una disminución unilateral, inconsulta, de los precios de compra de la cosecha de mitaca por parte del duopolio molinero a cargo de la Organización Roa Florhuila y Grupo Diana, los cuales concentran el 85% del mercado de arroz empaquetado.

El duopolio argumenta que el mercado está sobre abastecido, cosa que es cierta. Lo que no dicen, es que esto se debe a la política antinacional de los tratados de libre comercio del que ellos se benefician comprando arroz importado, generando un excedente en la oferta que empuja el precio del arroz nacional a la baja, obligando a nuestros arroceros a vender la carga por debajo de sus costos de producción, es decir, vender a pérdidas. Esto lo hacen a sabiendas que la producción de arroz nacional puede abastecer el consumo interno y exportar el excedente.

Las importaciones tanto de arroz paddy (el que tiene cáscara) como de arroz blanco han crecido de forma desbordada durante el último año. En cuanto al arroz paddy, las importaciones pasaron de 177.100 toneladas métricas en 2023 a más 279.400 en 2024, un incremento de 58%. Incremento similar tuvieron las importaciones de arroz blanco, que pasaron de 125.100 toneladas métricas en 2023 a más de 195.000 en 2024, un incremento del 56%.

Tres países, EE.UU, Ecuador y Perú concentran el 99% del origen de las importaciones, tanto en arroz paddy como en arroz blanco y los tres, hacen uso de los acuerdos de libre comercio para inundarnos del cereal. Eso sí, de lejos, EE.UU es el rey de las importaciones de arroz concentrando en 2024 el 60% de paddy y el 61% de blanco. Incluso en 2023 la potencia mundial llegó a representar el 89% de las importaciones de arroz, tanto en paddy como en blanco.

Tan grande es el abuso, que el precio por carga ha disminuido más del 25% desde diciembre de 2024, llegando a menos de $185.000 en Tolima, Huila y Norte de Santander y por debajo de los $175.000 en Meta y Casanare; dependiendo de la humedad e impureza con la que el duopolio acepte el recibo de arroz. Con estos precios de quiebra, los arroceros pierden entre $1,5 millones y $2 millones de pesos por hectárea, eso sí, a los hogares colombianos el duopolio molinero nos sigue vendiendo el arroz blanco en bolsa caro. Negocio redondo.

Queda claro que el paro arrocero es justo pero además, sus reclamos también. Los productores le solicitan al Gobierno Petro, lo mismo que a los gobiernos anteriores, defender e impulsar la producción nacional.

En su pliego de peticiones, los arroceros incluyen (1) ajuste inmediato al precio de carga de mínimo $220.000, (2) solución a las deudas y reportes crediticios, (3) salvaguardias y protección respecto a los TLC, (4)  solución a la crisis fitosanitaria en la región del Zulia, (5) Investigar a la industria molinera por posibles infracciones, (6) establecer una nueva fórmula para el cobro de la tasa por uso del agua (TUA) y revisión de cargas fiscales que se impone a los productores, (7) revisión y ajuste de precios de las semillas certificadas, (8) protección especial a cultivos de rotación como maíz, soya y algodón. Nada del otro mundo, todo enmarcado en cumplir los artículos 64, 65 y 66 de nuestra Constitución.

Lo sorprendente es que en las mesas de negociación con el Gobierno Petro es muy difícil avanzar, porque tienen un enorme desconocimiento del sector y no hay voluntad política para dar solución a los justos reclamos de los arroceros.

Este gobierno eliminó el incentivo al almacenamiento que ganaron los arroceros desde el gobierno de Samper luego de un gran paro nacional y, sobre el precio mínimo de sustentación para no vender a pérdidas, punto uno del pliego de peticiones, el Ministerio de Agricultura y la ADR ofrecen tan sólo $10.000 millones de pesos, equivalente a menos de $2.000 pesos por carga cuando el diferencial de pérdidas superan los $20.000 pesos por carga. Indignante tacañería con nuestros agricultores cuando estas dos instituciones cuentan con un presupuesto de inversión aprobado para 2025 de $1,1 billones y $660 mil millones respectivamente.

Los representantes del gobierno tampoco comprenden que para que los arroceros puedan acceder al crédito bancario sin intereses, es necesario atender el punto dos del pliego, de lo contrario se seguirá empujando a los productores al crédito costoso no bancario, de comercializadores y agroinsumos.

Ni hablar de los otros puntos del pliego, porque el Gobierno Petro, como los anteriores, no se atreve ni a tocar el duopolio molinero vía Supuerintedencia de Industria y Comercio, ni se atreve a renegociar los tratados de libre comercio, en este caso, el de EE.UU y el de la comunidad Andina.

 S.O.S por los arroceros del país, porque como dijo un periodista del Meta, “están más quebrados que tabaco en el bolsillo de atrás” y sólo tienen la fuerza del paro nacional para que este gobierno tacaño les atienda sus justos reclamos.

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