Notas sueltas mientras tanto. Rafael Mojica el más conservador de los liberales del Llano
Por: Narciso Matus
Presidido por Antonio Nariño, el Congreso de Cúcuta de 1821 (mayo 8 a octubre 3 y celebrado 6 kilómetros más al sur en la Villa del Rosario), ratifica y marca el punto de partida del sueño del Libertador: la Republica de la Gran Colombia. Una nación formada por lo que fue el Virreinato de la Nueva Granada, la Capitanía General de Venezuela, la real Audiencia de Quito y el Gobierno de Guayaquil, territorios liberados de la dominación española que hoy corresponden a las repúblicas de Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador.
El resultado del congreso fue la conocida Constitución de Cúcuta que entro en vigencia el 12 de julio de 1822, con la que se le dio definiciones políticas, económicas, administrativas y sociales a la nueva república constituida, como un estado libre, representativo, democrático, unitario, soberano e independiente.
El de Cúcuta fue resultado del realizado 3 años antes, 1819, en Santo Tomás de la Nueva Guayana en la Angostura del Orinoco, lo que hoy es Ciudad Bolívar, en donde se proclamó la creación de la Gran Colombia y el centro del mismo fue el muy conocido “Discurso de Angostura” de Simón Bolívar en donde, entre otras, hace una declaración de principios sobre la importancia de la educación afirmando que “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”, que “no hay felicidad ni destino seguro sin educación” y que “las naciones marchan hacia el término de su grandeza con el mismo paso con que camina su educación”.
Esta rápida referencia de nuestra historia patria la traigo a propósito de que hace 8 años por estos días, junio2, dejo este mundo mortal Rafael Mojica García: un bolivariano por excelencia y un educador por convicción. Buen amigo de nuestra casa. Casi como otro hermano de mi papá Narciso José, a quien honro bautizando con su nombre a una de las primeras sedes de la, en ese momento, creciente Unimeta.
No es aventurado describir a Rafael como un visionario y como todo el que lo es, fue osado, valiente y pionero.
Su osadía, lo llevo a soñar con una universidad de y para el departamento del Meta que ofreciera opciones educativas nuevas. Por su valentía, se atrevió a hacer realidad el sueño y con espíritu quijotesco, se enfrentó a innumerables obstáculos, pero lo logro. Y fue pionero en la educación superior privada, abriendo la puerta para que, años después, llegara toda la amplia oferta educativa que hoy tiene asiento en Villavicencio y en el Meta.
Fue un hombre de academia, de historia y de letras. Profesor universitario de altos pergaminos y de amplia cultura universal. Historiador devoto del libertador Simón Bolívar y escritor de libros que, como “Juanita Campanas”, contaban nuestras historia de ciudad y región de modo certero, divertido y honorable, deslizando historias y dichos de personajes conocidos y tradicionales de nuestra región, con fino humor y picaresca, sin descubrir nombres pero con las claves necesarias para reconocerlos…. O “Bolívar en los Llanos, 80 días que cambiaron al mundo”, que recoge un completo y detallado recuento de la campaña libertadora en los llanos, desde su inicio, el cruce de los andes, la batalla del pantano de Vargas hasta la batalla de Boyacá.
Rafael Mojica fue el liberal más conservador que he conocido. En largas conversaciones con él aprendí que las ideas y visiones expresadas en el Congreso de Cúcuta tuvieron la controversia ideológica surgida entre el libertador Presidente General Simón Bolívar y sus incondicionales lo cual le dio cauce, luego de 28 años, a la creación del partido conservador y el nombrado como Vicepresidente General Francisco de Paula Santander y sus seguidores, que avivo el pensamiento de lo que sería, 27 años después, la organización del partido liberal. En esencia, decía Mojica, los bolivarianos, proteccionistas, católicos y centralistas con el lema de “Dios, patria y familia” y los santanderistas, librecambistas, libre pensadores y federalistas.
Esto lo llevo a ser un caracterizado defensor de la conservación de los patrones educativos y culturales establecidos; de las costumbres y tradiciones llaneras; de la ritualidad y las formas, que nos llevan a entender que en él se conjugó un espíritu de libertad con orden y autoridad.
Mojica dejo para la posteridad un legado bien establecido y sólido: La Universidad del Meta “UNIMETA” y un método educativo “MEUM”, con sentido humanista y compromiso ciudadano. Y a mí me queda la impresión de que a pesar de los muchísimos honores, distinciones y condecoraciones que recibió en vida y de forma póstuma, muchos más van a quedar faltando por el monumento al saber que durante tantos años edifico y sigue creciendo, tratando de acercarse al sueño de Rafael consignado en su frase muchas veces repetida… “llegará el día en el que en el departamento del Meta no se mueva una hoja sin la voluntad de un Unimetense».