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Notas sueltas mientras tanto, Claudia ¡Una mujer sin términos medios!

Por: Narciso Matus

Como la conocí……como la conocimos…, me veo obligado a tomar prestado unos fragmentos de un poema anónimo y ponerlos como sus palabras, porque ella no concebiría no expresar su propia versión del que, cómo y cuándo decir adiós.

 “No he muerto, sólo me fui antes y no quiero que me recuerden con lágrimas………… Perdón a todos…., tome únicamente uno de los trenes anteriores y se me olvidó decirles. Pero no he muerto…, solo me fui antes”

…………………..

 A las 10:45 de la noche del 3 de octubre, rodeada de sus dos grandes amores, el destino diseñado para ella termino con su vitalidad, su sonrisa y su brillo. Sus días finales en Villavicencio y en Bogotá, fueron un combate contra el tiempo y cada noche estuvo llena de incertidumbre. Muchas oraciones y peticiones al cielo daban cuenta de la fe que nunca abandono a su esposo, hijo, hermano, hermanas, sobrinas y demás familiares y a cientos de sus amigos. Pero el mal que la aquejo de manera sorpresiva, se convirtió en un enemigo feroz que avanzó sin tregua, arrasando la esperanza.

Jesús nos ha dicho que tiene preparada una morada en el cielo para cada uno y que morir es un pasar a la vida eterna. En ese contexto el filósofo Seneca afirmo que “aquel que tu lloras por muerto, no ha hecho más que precederte”…. Al nacer no contamos sino con una sola verdad: algún día habremos de partir de este mundo en el que solo somos pasajeros. ¡Pero la muerte es cruel! Es un viaje sin retorno de alguien que de seguro no quería marcharse.

El domingo 6 de octubre, 58 días después de ese triste 7 de agosto en el que fue internada en una clínica, despedimos a una mujer que fue admirada por muchos, pero también incomprendida y criticada por otros, porque Claudia Cecilia Rújeles Flores siempre fue una mujer sin términos medios.

Fue de carácter, convicciones, incansable y persistente, con la que se podía estar de acuerdo o no, pero no ser indiferentes ni ante su presencia, ni ante sus opiniones, porque supo estar presente en la amistad sin condiciones y en la vida pública del Meta sin claudicaciones. Por eso no es exagerado decir que, cualquiera que fuera la imagen que se tuviera de ella, le dijimos adiós a una parte de la historia del departamento, cuando nada presagiaba que sería en estos tiempos.

Una característica que recuerdo de ella, es la de una mujer que amo: desde la plenitud por su esposo Alan…, desde la devoción por su hijo Alan Felipe…. Desde la caricia y el apoyo oportuno para su familia….,  desde el amor que fue generosidad para sus amigos y amigas….., desde el cariño y el afecto por los seguidores de la casa política a la que perteneció siempre…., desde la perspectiva del amor que fue solidario con las causas sociales y con la defensa de los derechos humanos, la vida y la paz.

Solo una vez la vi a punto de desfallecer. Pero su entonces pequeño hijo, el más cercano entorno familiar, un grupo de amigos reales y la fe que nunca perdió, fueron el soporte que se lo impidió durante los duros y difíciles 7 años, 6 meses y 19 días del inhumano secuestro de su esposo Alan Jara ocurrido el 15 de julio de 2001 en Lejanías –Meta- a manos del frente 26 de las farc.

En esa circunstancia dramática y apenas unas horas después del impacto inicial, pudimos conocer el valor, la osadía y el amor de una mujer que se revelo como una roca en medio de la tormenta.

Fui testigo, de primera mano, que hablo de paz y de reconciliación, pero que no vacilo en condenar, día a día, la miserableza del secuestro. Que exploro todas las opciones, que recorrió todos los caminos…, que escribió cientos de cartas, mensajes y comunicados al secretariado de las farc y a la opinión publica…, que lidero marchas, que no fallo, semana tras semana, a la cita radial “Voces del Secuestro” y a un programa local muy de mañana, porque sentía que era escuchada por el cautivo. Que se solidarizó con las batallas de cientos de familias azotadas por el mismo acto terrorista… y que acudió a todas las instancias y conocidos, del sector oficial y privado, recibiendo apoyos valiosos que la fortalecían…, pero también indiferencias perversas que le dolieron, pero la fortalecieron mucho más.

Claudia, abogada villavicense que fue primera dama del Meta en 2 oportunidades, dejó huella en nuestro departamento por su determinación y su liderazgo que, aunque controversial, fue siempre apasionado y comprometido, como inspiradora y gestora de muchos programas que son testimonio de su compromiso con la gente, entre los que recuerdo: Escuelas y Colegios Territorios de Paz, Observatorio Departamental de Derechos Humanos,  Pa´lante Talento Llanero, Trazos de Vida, Gotas de Tinta, centros polifuncionales para atención integral a víctimas, Niños y Niñas  Construyendo Sueños  “NICOS”, Corpometa, banquete pro aguinaldo de los niños con la participación de la reina y las finalistas del Concurso Nacional de la Belleza y una profunda política de desarrollo social que Alan Jara, como gobernador, siempre apoyo y saco adelante.

“Todo tiene su tiempo” dice el Eclesiastés, pero creo que a ella la vida le quedo debiendo tiempo.

¡Que en paz descanse Claudia Cecilia!

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