Opinión

Gobierno Petro tomó el peor de tres caminos con la Regla Fiscal

El Gobierno Petro decidió activar la cláusula de escape para suspender el cumplimiento de la Regla Fiscal lo que ha desatado una gran discusión nacional sobre los efectos macroeconómicos de la decisión y la conveniencia o no de la regla. Para comprender el asunto, es necesario hacer varias precisiones.

En febrero de este año, en esta misma columna de opinión, escribí el artículo “Usted pagará los platos rotos del déficit fiscal” en el cual explicaba el funcionamiento de la Regla Fiscal y responsabilizaba al Gobierno por el enorme déficit fiscal debido al incremento desbordado del gasto de funcionamiento y la irresponsable inflada de las proyecciones del recaudo tributario. 

También llamaba la atención que, de mantener la regla y el gasto desenfrenado, la salida del Gobierno sería seguir cargando la crisis fiscal sobre los hombros de los sectores populares del país con más impuestos, mayor precio de combustibles y recortes a la inversión pública, como venían haciendo. Vale la pena leerlo para comprender mejor la situación actual.

El pasado viernes 13 de junio, el Ministro de Hacienda Germán Ávila, notificó al país la decisión de activar la cláusula de escape por tres años para incumplir los criterios de la Regla Fiscal a pesar del concepto desfavorable, que no es vinculante, de la Comisión Autónoma de la Regla Fiscal (CARF). 

Esta cláusula sólo puede activarse “en el caso de que ocurran eventos extraordinarios, o que comprometan la estabilidad macroeconómica del país”, lo que no ocurre actualmente. Lo único que compromete la estabilidad macroeconómica es la economía política del Gobierno, que  para no ir tan lejos, insiste en marchitar Ecopetrol al negarse a firmar nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos.

A renglón seguido el Ministro presentó en el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) “algunas alternativas, tanto de ingresos como de gasto que podrían formar parte de las estrategias del Gobierno en la formulación del Pacto Fiscal durante el periodo en que se mantenga activa la cláusula de escape”. Alternativas totalmente regresivas con los sectores de ingresos populares y medios del país, miremos.

Para 2025 proponen, por un lado, austeridad en el gasto de tan sólo $0,6 a $1 billón de pesos. Lo cual es muy poco si se tiene en cuenta que en 2024 los pagos realizados por gastos de personal fueron de $49,4 billones, $12 billones más que en 2022 que fue de $37,3 billones, un crecimiento del 32%. Peor si se tiene en cuenta que las apropiaciones para el mismo rubro en 2025 llegan a los $60 billones, el festín de los contratos OPS.

Por el otro lado, el del ingreso, se propone para 2025 una Reforma Tributaria “de causación inmediata” que le saque del bolsillo a los colombianos entre $4 a $8 billones de pesos. Los mayores impuestos están dirigidos a los combustibles, juegos de azar, vapeadores, plataformas, iglesias, discotecas, bares, gastrobares, entre otros.

Pero esto no es nada, el golpe duro llegará a partir de 2026 porque proponen, por el lado del gasto, un ajuste de $10 a más de $49 billones. De las alternativas se destaca, hacer que los trabajadores con ingresos superiores a 4 salarios mínimos mensuales (SMMLV) deban pagar parafiscales, hoy es a partir de los 10 SMMLV. También proponen que los empleados aumenten la contribución para redireccionar 1% de cajas de compensación a salud, e incluso están decididos a eliminar la focalización de subsidios de energía y gas vía estratificación, entre otras alternativas de carácter regresivo para la distribución del ingreso nacional.

Por el lado del ingreso, a partir de 2026, se plantea una “Reforma Tributaria Estructural” para sacarle a los colombianos entre $19,5 a $25,4 billones de pesos en más impuestos. El objetivo es modificar la estructura del IVA, el impoconsumo y eliminar algunas exenciones del impuesto de renta a personas naturales. Es claro que los 4.000 más ricos del país no van a ‘chillar’ como prometió Gustavo Petro en campaña; con estás políticas fiscales, chillarán los 40 millones más pobres del país.

Además del golpe al bolsillo de los hogares con las alternativas del Gobierno Petro, el otro golpe económico que asumirá la nación será el incremento del riesgo país, lo que a su vez encarece el endeudamiento público y privado y, desincentiva la inversión extranjera, que hoy funge, por desdicha, como variable de cierre de la economía nacional.

Pero la solución tampoco está, como plantean los defensores de la ortodoxia económica enmarcados políticamente en los sectores tradicionales que ya han gobernado, en someter al país a los abusos técnicos de la Regla Fiscal colombiana. Venden el cumplimiento de la misma como si fuera un mandato divino, inmodificable y la única opción para manejar las finanzas públicas del país, lo cual no es cierto.

Lo primero es que la Regla Fiscal es un mecanismo impuesto por el FMI para facilitar créditos y priorizar el pago de la deuda al capital financiero, resultado de cumplir el Balance Primario Neto Estructural en la regla colombiana. Evidente violación a la soberanía nacional que nos tiene pagando más del 20% del presupuesto nacional al servicio de la deuda, algo más de $112 billones en 2025.Lo segundo, es que no existe un solo tipo de Regla Fiscal, hay al menos cuatro – de gasto, balance, ingreso y deuda -, y en todos los casos se puede establecer más de un tipo de regla. Por eso es que en el mundo hay más de 105 países que usan alguno de estos tipos, así como también hay países que no usan la Regla Fiscal, sino que optan por otros mecanismos para manejar sus finanzas como es el caso de EEUU, China y Rusia.

Lo que se debía hacer era recortar el desbordado gasto de funcionamiento, priorizar en la inversión pública para generar mayor riqueza y unir al país en el necesario debate nacional sobre la orientación de los criterios de la Regla Fiscal, primando la soberanía económica sobre el servicio de la deuda.

Pero el Gobierno Petro optó por el peor de los tres caminos, el de mantener su cuantioso gasto de funcionamiento, imponer más impuestos al pueblo e incumplir, sin modificar, la regla fiscal. Todo mal.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba