
COP29: Otro fracaso mundial que aplaude EEUU.
Autor: David Mora, Economista, Mgtr Economía del Desarrollo Metropolitano y Regional, analista económico y docente universitario.
Cerró la COP29 sobre cambio climático en Bakú, Azerbaiyán y al igual que en la COP16 sobre biodiversidad en Cali, Colombia, se mantuvo el predominio de las potencias mundiales y sus negocios en contra de toda la humanidad. Aunque a diferencia de la COP16, esta sí cerró con “acuerdo”, el cual ha sido ampliamente criticado por países en desarrollo pero de forma especial por las organizaciones ambientales de todo el mundo.
La crítica radica principalmente en la “tacañería” de los países desarrollados que aprobaron financiar a los países en desarrollo con $300.000 millones de dólares anuales para que estos puedan avanzar en la transición energética, mitiguen los riesgos y se adapten a los efectos del cambio climático. Lo aprobado es menos del 25% de lo que se requiere para lograr que los países en desarrollo puedan cumplir con estos objetivos, pues el monto solicitado era de $1,3 billones de dólares anuales.
En palabras de Manuel Pulgar, líder global de clima y energía de WWF, “El mundo ha sido defraudado por este débil acuerdo de financiamiento climático. En este momento crucial para el planeta, este fracaso amenaza con retrasar los esfuerzos globales para enfrentar la crisis climática y dejar a las comunidades vulnerables expuestas a una creciente ola de desastres climáticos.”.
El problema es mayúsculo, porque sin el compromiso real del G20, el grupo de las 20 economías más desarrolladas del planeta, responsables del 80% de las emisiones de Gases Efecto Invernadero(GEI) y de la mayor contaminación mundial, es imposible cumplir el objetivo principal trazado en el Acuerdo de París COP21, el cual consiste en limitar el calentamiento global por debajo de los 1,5 C° respecto a los niveles preindustriales. Si no se logra este objetivo, será muy difícil que los habitantes de los países en desarrollo puedan mitigar y adaptarse a los estragos del cambio climático.
En lo que sí avanzó la COP29 fue en el artículo 6 del Acuerdo de París sobre establecer mecanismos para el funcionamiento del negocio de los mercados de carbono, el cual consiste, palabras más palabras menos, en que los países en desarrollo se dedican a conservar y evitan la producción industrial manteniendo las necesidades de sus habitantes, mientras las potencias mundiales y sus transnacionales pagan por contaminar y amplían la producción industrial generando riqueza para sus habitantes. Está lógica ha sido promovida durante décadas por organizaciones financieras internacionales como el FMI y el Banco Mundial y, tiene como su máximo defensor en América Latina al presidente Gustavo Petro.
En el mundo el mayor defensor del acuerdo de la COP29 es sin duda el presidente de los Estados Unidos (EEUU), Joe Biden quien celebró que “los países establecieron un ambicioso objetivo de financiación climática internacional para 2035”, el cual facilita a los países en desarrollo a acceder a financiación que les permita acelerar la transición hacia economía limpias y sostenibles, “al tiempo que abrirá nuevos mercados para vehículos eléctricos, baterías y otros productos fabricados en EEUU”, sentenció el mandatario y resumió así el verdadero interés detrás del acuerdo firmado.
Por eso, organizaciones ambientales como GreenPeace calificaron el acuerdo como decepcionante ya que “los países del norte global fuerzan un documento final que deja a la población más vulnerable sin recursos suficientes frente a la crisis climática” y además, denuncian que en los mecanismos de mercado de carbono “las normas aprobadas son una estafa climática” porque “se debería hacer pagar a los contaminadores para que limpien el desastre que siguen causando, pero en lugar de eso se les da carta blanca para seguir contaminando”. Pagan por contaminar.
Como en la COP16 tampoco se contempló la necesidad de impulsar el desarrollo soberano de los países en desarrollo para que estos aumenten su productividad y producción de bienes manufacturados que les permita crear riqueza, escalar en innovación, tecnología y ciencia; lo que mejoraría las condiciones de vida de sus habitantes al tiempo les facilita transformar sus sistemas alimentarios y energéticos e invertir en la conservación de la biodiversidad, el cuidado de sus fuentes hídricas y la reforestación de sus bosques. Eso sí sería un verdadero aporte a la mitigación y adaptación al cambio climático.
Desafortunadamente la COP29 fue otro fracaso mundial que solo aplauden EEUU y un par de potencias mundiales, nadie más.